Restaurante Matiz en Málaga, dónde comer cuando visites la ciudad
Se come tan bien en la ciudad de Málaga, que cuesta mucho mojarse y recomendar un solo restaurante. Hoy tampoco voy a hacerlo, pero estoy convencido de que si me preguntas dónde comer si vas a estar unos días por Málaga, uno de los que te recomendaría seguro, seguro, sería el Restaurante Matiz, junto al Hotel Molina Lario.
Además, sin duda incluiría otros cuantos restaurantes, como La Alvaroteca, del que os hablaré muy pronto, cuando vuelvan de sus merecidas vacaciones, el Beluga y su hermano pequeño el Kraken, la Taberna de Mike Palmer y otros más clásicos como el Refectorio, el estrella Michelin de la ciudad, de José Carlos García, el Merendero de Antonio Martín, que desaparecerá pronto por derribo, el infalible Ta-Kumi o los tres restaurantes que tiene Dani Carnero, que también estarían seguro en mi lista de recomendaciones, junto a algunas freidurías y marisquerías, chiringuitos y otros establecimientos de interés.
Ya os hablé hace tiempo de este restaurante y su oferta en conjunto con el Hotel para una fantástica escapada de fin de semana, incluyendo un cóctel en The Top, la terraza del hotel con música en directo y vistas a la Catedral, noche en habitación doble con desayuno y cena para dos de menú degustación, que me parece uno de los mejores planes o combos para visitar esta capital andaluza.
La semana pasada he vuelto a visitar el restaurante Matiz, con motivo de su éxito al ser incluido en el ranking de los 100 mejores restaurantes de España según TheFork, siendo el único restaurante de Málaga centro y el 5º de Andalucía, y compartiendo lista con grandes restaurantes gastronómicos y con estrella Michelin. En la visita, he vuelto a disfrutar de su Menú degustación, y mi opinión sigue siendo la misma: es una estupenda opción para comer en Málaga, con un menú eficaz, agradable, conseguido y... lleno de matices para hacer disfrutar al comensal. Os cuento:
El local
Al local se puede acceder desde la recepción del Hotel Molina Lario, situada en la calle del mismo nombre o entrar por su entrada propia, situada a la vuelta de la esquina en la Calle Bolsa 14. Tras pasar una espectacular barra, se accede al comedor, situado en el patio, con un ambiente acogedor.
La decoración es agradable, las mesas y sillas son bien cómodas y suele tener alguna exposición de cuadros que visten sus paredes. Además hay muchas plantas que aportan belleza y tranquilidad. Son pequeños detalles que convierten lo bueno en selecto o exquisito, que se extienden al trato del personal de sala, excelentemente dirigido por Hugo, Jefe de Sala y Sumiller, y por supuesto también a la cocina como ahora os cuento.
En el restaurante Matiz, todos los platos tienen ese algo especial, ese detalle o matiz que eleva su calidad y te hace salir satisfecho. No hay altibajos, todo está bien hecho, delicado, todo va dentro de una línea clara de cocina mediterránea, bien revisada y reinventada para que esos matices, presentes en toda la carta, ilusionen a los comensales.
El nuevo menú degustación de Matiz
Comenzamos con un aperitivo de pan con aceite de oliva de Periana (Málaga) y dos tipos de sal, una blanca en escamas y otra cargada de sulfuroso que aporta ese sabor que recuerda a los huevos fritos que tanto sorprende a quien lo descubre y tanto agrada a quien ya lo conoce. Con ese aceite de oliva virgen extra, de la provincia, de muy buena calidad, empezamos a disfrutar mientras tomamos una cerveza o un vinito y esperamos que comience el menú.
Detalle importante, no se llevan la botella de aceite y podemos recargar el plato durante la comida si queremos seguir disfrutando de buen aceite de oliva.
Seguidamente sus clásicos buñuelos de feria, rellenos de queso de cabra de Ronda y salsa tartufata, con aceite en polvo y cubiertos con un matalauva o anís molido, que ya estaban en el anterior menú -y afortunadamente mantienen ya que son magníficos-, una explosión de sabor en boca, una auténtica delicia, con matices muy persistentes, realmente fantásticos.
Continuamos con un tartar de atún memorable, con especias sishimi togarashi, polvo de maíz o kikos, y emulsiones de kimchi y de jalapeño, servido sobre una oblea crujiente y decorado con un pensamiento comestible. Además de una presentación preciosa, la combinación de sabores es realmente soberbia. Este plato resume bien la experiencia en este restaurante. Puede que no sea una creación gastronómica a reseñar, ya que es un tartar de atún, pero... está lleno de matices que hacen que el plato sea una delicia.
Para acompañar el menú y terminadas las cervezas del aperitivo, hemos pasado al vino, siguiendo la recomendación de Hugo que nos ofrece un vino de la DO Sierras de Málaga llamado La Raspa, elaborado con uvas moscatel y doradilla, fresco y no dulce, con marcado sabor mineral que nos encanta.
A continuación nos llega el risotto de setas -rebozuelos, trompeta negra y trompeta amarilla-, con foie gras, con trufa y amontillado, presentado en una preciosa vajilla. Delicados sabores, bien mantecado -sin nata- y perfecto de temperatura. Su sabor nos acompaña un rato, hasta llegar el siguiente plato del menú.
Más adelante vinieron los raviolis de rabo de toro, con salsa de foie y huevas de lumpo, cubiertos de lonchas de rosbif, un plato elegante, lleno de contrastes y un sabor intenso. Pedimos más pan para rebañar la salsa. Con los ravioli hemos bebido un blanco de uva chardonnay de la misma DO Sierras de Málaga de Familia Losantos, muy equilibrado y a perfecta temperatura, que sirvió también para acompañar el último pase salado.
Y de Postre ...
Como ya habíamos probado en la visita anterior el postre "Marengo y exquisito", un bizcocho de cerveza negra con cobertura cremosa y tierra de Nutella, que es el que incluye el menú de degustación, les pedimos un cambio por la Torrija caramelizada de pan brioche con infusión de leche merengada, galleta rota y praliné de avellana, con helado de vainilla bourbon, que mantuvo el nivel del menú, dejándonos con un estupendo sabor de boca.
Dos cafés cortados y unas trufas de chocolate como mignardises, pusieron fin a nuestro menú, del que salimos encantados.