Visita a Bodegas Muga en Haro
Después de 20 años, - yo era tan joven entonces -, he vuelto a visitar las Bodegas Muga en la localidad de Haro (La Rioja) y una vez más he vuelto a salir con la sonrisa, con la satisfacción de ver a quien está orgulloso de su trabajo, y lo trasmite a los visitantes desde el primer momento. Ha llovido mucho desde que visité las bodegas con un jefe que tuve, que me llevó a visitar y comprar vino en Haro, a principios de los '90.
Si entonces salí fascinado al ver que en Muga se clarificaba el vino con clara de huevo, y que el trasiego se hacía por gravedad, sin aplicar procedimientos de presión, o que allí mismo se elaboraban artesanalmente los tinos, las barricas y todo lo necesario para la producción de un vino de altísima calidad, en un proceso tradicional y hecho, "como debe hacerse", hoy en día todavía me maravilla más que se siga haciendo así, después de otras dos décadas.
Había sido invitado por la familia Muga, a visitar junto a otros bloggers sus instalaciones, recorrer sus viñedos, visitar algunas finas, por supuesto degustar sus vinos, y como regalo extra, comer con la familia en la bodega, charlando distendidamente. Seguid leyendo y veréis que interesante fue la visita.
Los viñedos
Acompañados por Manu Muga y por Isaac Muga, nos dirigimos a visitar los viñedos de Haro, mientras nos iban explicando. La primera exigencia para hacer buen vino, es contar con buenas uvas. No se puede hacer vino de primera con uvas de tercera categoría, por ese motivo, los Muga se entienden bien con los agricultores, se entienden con ellos e intentan mejorar sus procedimientos productivos.
No en vano, aunque tienen muchas tierras dedicadas a viñedos propios, el 60% de la uva que utilizan, lo compran a los productores locales, con quienes se relacionan a través de contratos verbales. Hace falta que las uvas sean de viñas de más de 10 años, para que les sirvan, el resto de uvas, (aunque sean de viñedos propios) se destinan a la venta para graneles. Las viñas óptimas, según nos dijeron, son las que tienen más de 40 años.
Aunque se pueda creer que en la Rioja, casi todo el vino es tinto, cada vez tienen más peso los blancos y los rosados en la producción y demanda, y es en donde según nos indicó Isaac Muga hijo, están teniendo más crecimiento. Así se está pasando de 40 Ha a 70 Ha en producción de uva para blanco, en especial de tipo Viura, aunque también se usan Tempranillo blanco, Garnacha, Malvasía, Verdejo y Savignon y se están comprando fincas en la zona llamada Sierra de Cantabria.
También se apuesta por los rosados, buenos para arroces, pastas, ensaladas y verduras, suponiendo ya un 15% de la producción. Y como experimento se está produciendo un vino dulce hecho con Viura sobremadurada en la viña, un proyecto con muy buena pinta, así como un vino solidario, cuyos fondos van a Etiopía
El almuerzo
Tras las visitas y explicaciones, íbamos haciendo hambre, por lo que la parada en la Finca Baltracones, para disfrutar de un almuerzo campero nos vino de lujo. Además, íbamos a tomar unos choricitos hechos en lumbre (de sarmientos obviamente) acompañados del cava rosado que producen, (y de unos traguitos de vino rosado bien frío en porrón), con lo que en un ratito estábamos como nuevos y dispuestos a hacer la visita de las bodegas.
Así aprovechamos para ver las viñas de las distintas variedades, enterarnos de que la vendimia se hacía de forma natural, y que las fincas tienen estaciones metereológicas que envían información a la bodega para que puedan aplicarse los tratamientos, necesarios para que la calidad de la uva sea perfecta. Dichos tratamientos, son a base de sulfatos o azufre.
Mientras disfrutabamos del vino y el cava, Manu nos explicaba características del vino y nos dirigía la cata, mientras que su primo Isaac nos iba explicando cosas de la familia, de la producción del vino, de las uvas, y de los productores.
Prado Enea
La casa Prado Enea, que da nombre también al vino más elegante y tradicional de Muga, es una maravilla en el centro de Haro. Con su fachada llena de flores y los elementos decorativos en la entrada, es una perfecta antesala de lo que espera dentro.
Durante la visita, pudimos ver cómo fabricaban las tinas allí mismo para la primera fermentación del vino, o para hacer las barricas. Vimos también cómo se eligen y marcan los robles franceses en origen, y como se curan con fuego para tostarlos y que aporten su sabor al vino.
Pudimos ver cómo se sigue haciendo (todavía hoy) la clarificación del vino por el método natural con claras de huevo. Tantas son las que utilizan, que las yemas se destinan a la fabricación de dulces como estas yemas (al estilo de las de Ávila) que por cierto estaban buenísimas.
Aunque todas las tecnologías modernas están presentes en la bodega, se sigue dando mucho valor a los métodos tradicionales. Se mira el vino bajo la luz de una vela al trasegar, se cierran las barricas con trapo y corcho y el silencio en las bodegas te recuerda la forma tranquila de trabajar para hacer un buen vino.
Las bodegas
Se crearon en 1932 por el abuelo Isaac Muga, cuya obra siguieron sus hijos Isaacín (hoy el Presidente) y Manuel, que se encargaba del tema financiero y comercial a quien ha sucedió su hijo Manu tras su fallecimiento.
La bodega tiene 70 empleados fijos, y su capital es prácticamente propio, tras haber salido de su accionariado la empresa Mapfre, que llegó a tener una participación del 49% de la sociedad.
El trabajo repartido, la excelente formación, y el sistema familiar en el que sólo los que se apellidan Muga pueden votar, ha afianzado una forma de trabajar que sigue dando sus frutos.
Los vinos de Muga
A lo largo de los dos días que pasamos con la familia Muga, pudimos charlar mucho tiempo con Isaac y con Manu Muga que nos acompañaron y enseñaron todo sobre el vino, y nos enseñaron a disfrutar de cada una de las distintas variedades que probamos.
En la imagen podéis ver algunos de los vinos que degustamos durante los dos días, tanto los Eneas, los Aro, el Torre Muga, el maravilloso Selección especial Muga y por supuesto los Prado Enea de distintas añadas, que a mí me maravillaron casi tanto como la primera vez, hace ya tanto tiempo. No falta el Conde de Haro, el cava blanco y el rosado que tanto me gustaron.
Todos los vinos de Bodega Muga, son excepcionales, y te puede gustar uno más que otro, pero con todos sales encantado. Es su calidad, su perfecto equilibrio en nariz y en boca, sus agradables y persistentes retrogustos, y su precioso color. No quiero dejar de brindar con vosotros con estos vinos, a vuestra salud. (Fijaos en la sombra)
La comida familiar
Finalmente, la visita terminó con una estupenda comida en la misma Bodega, en la que la compañía de Isaacín Muga, y sus estupendas anécdotas y conversaciones, así como las explicaciones de cata que nos hacía Manu Muga, nos hicieron rematar de forma gloriosa la visita a esta famila de productores de vino, con quien tan buen rato pasamos y con quienes tanto aprendimos del vino.
Durante la comida, tomamos unos espárragos como entrante, una menestra deliciosa de primero, y como segundo plato unos pimientos rellenos y unas chuletillas de cordero con una excelente guarnición de pimientos cornicabra asados que eran una delicia. Y de postre... peras al vino, al vino Muga, por supuesto.
Aunque todo estaba buenísimo y los diferentes vinos no dejaban de correr por la mesa, lo que más me gustó fue ese rato de conversación con Isacín, y la sensación de estar en familia con toda una saga de productores de vino, que hace las cosas bien, con orgullo y con la satisfacción de la calidad y la tradición artesana, pese al lógico aumento de su producción tanto para el mercado nacional como para la exportación.
Sed felices,
Bodegas Muga
Barrio de la Estación s/n
Haro (La Rioja)
Web oficial