Cómo hacer Txangurro a la donostiarra. Receta sencilla de centolla al horno para San Valentín


Ayer os explicaba cómo sacar todo el partido a una centolla, empezando por cómo comprarla y dónde, cómo cocerla, limpiarla y prepararla ya fuera para tomarla cocida o para tomarla preparada en el horno. Hoy vamos a explicar esta receta con todo detalle para que sepáis cómo hacer txangurro a la donostiarra, de forma fácil, de las que sale a la primera y todos quedan encantados con el resultado. Si queréis dar una alegría a vuestra pareja el día de San Valentín igual que voy a hacer yo con mi Rubia Azabache, esta receta sencilla de marisco puede ser infalible para hacer feliz a quien queréis.

Además de preparar el txangurro, os recomiendo que tengáis algunos detalles más, comenzando con el desayuno, y continuando con un día lleno de detalles. Aquí podéis ver algunas sugerencias para triunfar el día de los enamorados como unas rosas de salmón ahumado y muchas más sugerencias. Y ya sin más preámbulos, vamos a preparar nuestra centolla para convertirla en un txangurro a la donostiarra como el de la primera imagen.

Una de las ideas para enamorar a vuestra pareja

Ingredientes para hacer la receta de txangurro a la donostiarra


Una centolla, Para cocerla (4 litros de agua, 160 g de sal, 2 hojas de laurel)
Para el txangurro, la centolla cocida, 1/2 cebolla, 20 g de mantequilla, 1 tomate, 3 cucharadas soperas de tomate frito, 4 cucharadas de salsa de tomate y marisco (hechas con 2 cucharadas de tomate y 2 de jugos de la centolla), un chorreón de coñac o de ron, pimienta, dos toques de tabasco y un poco de perejil

Cómo hacer txangurro a la donostiarra o centolla al horno



La primera tarea es la de preparar, cocer y limpiar la centolla. La técnica para cocerla correctamente, aprender a abrirla y guardar sus jugos, para proceder a hacer el txangurro, la tenéis explicada con todo detalle y con mil fotos aquí.

Una vez cocida la centolla según esas instrucciones, abrimos el caparazón y nos encontramos el líquido, que guardamos en un vaso para después, y los corales, que también guardaremos como un auténtico tesoro.


Limpiamos el cuerpo, retirando todas las branquias y telillas, -mirad las fotos paso a paso de toda la limpieza para tenerlo claro- y una vez limpio el marisco, procedemos a romper las patas y el cuerpo de la centolla para sacar toda su carne.


Esta es una tarea laboriosa, pero merece la pena hacer el esfuerzo porque el resultado es realmente delicioso. Con paciencia y un plato para ir echando la carne blanca y otro para tirar los desperdicios, en diez o quince minutos tendréis toda la carne de la centolla y los corales del caparazón listos para dar el siguiente paso.


Mientras, como queremos servir nuestro txangurro de centolla en su caparazón, limpiamos bien éste, le sacamos todas las telillas y restos de su interior y lo lavamos bajo el grifo, secándolo después. En ese "envase" haremos nuestro emplatado por lo que debe quedar limpio a conciencia.

Comenzamos a preparar el relleno del txangurro


Picamos bien la cebolla y la pochamos en una sartén con la mantequilla y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Dejamos que se vaya ablandando bien la cebolla pero evitamos que se nos dore, trabajando a fuego lento y removiendo constantemente. Cuando está lista, incorporamos el tomate natural muy picado salteándolo con la cebolla.

Añadimos a continuación las 3 cucharadas de tomate frito casero, y removemos para que se mezcle bien. Dejamos que el conjunto se cocine durante unos 5 minutos para que ese fondo reduzca y espese un poco. Llegado ese momento, añadimos los corales y la carne de la centolla desmigada, ayudándonos con la cuchara para deshacer el coral y mezclar bien todos los ingredientes. Agregamos el chorreón de coñac. En esta ocasión yo usé ron añejo, que me parece que le da un toque de barrica muy especial.



Flambeamos con cuidado de no quemarnos y cuando el alcohol se ha evaporado,  añadimos una salsa especial de tomate con el jugo de la centolla que hemos preparado aparte. Para hacerla, mezclamos en una cacito otras dos cucharadas de nuestro tomate con el jugo de la centolla, y añadimos opcionalmente un par de toques de tabasco. Lo echamos a la sartén y dejamos que nuestra mezcla se cocine otros dos o tres minutos.

En ese tiempo, vamos precalentando el horno a 200º. Si vemos que nuestra sartén espesa demasiado podemos añadir un poco más de los jugos de la centolla para subir el sabor y hacer la mezcla más líquida. Así es como debe quedar, lista para rellenar el caparazón de la centolla.


Finalmente, podéis añadir por encima una cucharada de pan rallado para que haga una costrita en el horno y metéis la centolla durante seis o siete minutos hasta que tenga buena pinta. La sacamos del horno, y la espolvoreamos con un poco de perejil picado, dejando que repose cinco minutos antes de comer para que no queme mucho.



Y ahora... a la mesa



Dos precauciones finales a tener en cuenta


  • El caparazón de la centolla es muy delicado y quebradizo cuando ha pasado por el horno. Procurad sacarlo con mimo con un paño para que no se quiebre. Lo mejor es tomarlo con las dos manos como si fuera un bol o un tazón del que vamos a beber.
  • Para poder comer cómodamente el txangurro, podéis hacer una "cama" de sal gorda en el plato que la vayáis a servir. Sobre ella, podréis colocar el caparazón relleno de centolla al horno y comerlo sin que baile.
Espero que con todas estas instrucciones y fotografías, ya conozcáis los secretos para disfrutar de una buena centolla al horno, convertida en esta receta sencilla de txangurro a la donostiarra. Preparádsela a vuestra pareja. Yo desde luego, tengo otra centolla encargada en Fresco y del mar para que me llegue el día 13 de febrero. Así se la podré hacer a la Rubia. Y vosotros, como siempre... sed felices,