Empanadillas de sobrasada y miel
Hoy os cuento como hacer unas empanadillas muy diferentes a las habituales. Se trata de unas empanadillas de sobrasada y miel, con un color impresionante y una forma distinta a las clásicas medias lunas. Más abajo os explico con foto detallada el proceso de darles esa forma triangular que recuerda a las samosas.
Estas empanadillas serán lo que llevaremos la Rubia Azabache y yo, al Picnic que organizaron un grupo de amigos blogueros agrupados bajo el nombre Tapas & Blogs que sirvió en su día para dar notoriedad al entonces naciente fenómeno de blogueros cocineros.
Al encuentro con estos amigos, cada uno llevaba algún producto casero y yo llevé estas estupendas empanadillas, que gustaron mucho a todos, por la combinación de sabores que se obtiene, al mezclar la sobrasada mallorquina y la miel de abejas.
Ingredientes para hacer 32 empanadillas
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2 paquetes de obleas de empanadillas de La Cocinera (vienen 16 por paquete)
200 gr de sobrasada de Mallorca
3 cucharadas de miel de abejas.
1 huevo batido para barnizar
Sesamo tostado para decorar. (Yo usé el de Harinas Santa Rita)
Lo primero, preparamos el relleno, mezclando la miel con la sobrasada hasta que sea una pomada manejable, (parece mentira como cambia la textura en cuanto lo mezclamos removiendo con un tenedor durante un buen rato)
A continuación, ponemos en el centro de cada oblea una porción más bien pequeña de la mezcla y cerramos las empanadillas. Podéis hacerlo de tres maneras, poniendo otra oblea encima, y quedarán tipo ovni; doblándolas por la mitad al estilo tradicional y os quedarán como medias lunas; o doblando cada empanadilla con tres lados y quedarán como las samosas, de forma triangular como podéis ver en la foto siguiente…
Una vez listas, las colocamos sobre la placa de horno con un silpat debajo (o un papel de horno) y las barnizamos con huevo batido. Espolvoreamos con unas semillas de sésamo o de amapola y las metemos al horno a 170ºC, vigilando para que no se quemen, ya que se hacen enseguida.
Al hornearse, la sobrasada sudará toda su grasa, impregnando de color las empanadillas. Luego las escurrimos sobre papel absorbente y ya estarán listas para comer. Frías están buenísimas, y a temperatura ambiente también, no hace falta recalentarlas. Además como mucha de la grasa se sale de la empanadilla y queda en la bandeja del horno, no os imagináis lo ligeras que quedan.
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Normalmente, estas empanadillas son lo primero que desaparece en las reuniones que hacemos en casa, por lo que sé que gustan siempre.
Sed felices, por favor.