Chuletitas de cordero lechal con bechamel o a la Villarroy
Hoy vamos a preparar unas originales chuletitas de cordero lechal, pero en lugar de hacerlas a la brasa, a la parrilla o fritas, las vamos a preparar de una forma especial cubriéndolas con bechamel y empanándolas después: Chuletitas de cordero lechal con bechamel o a la Villarroy.
- 16 chuletitas de cordero lechal, 4 por persona. (Tienen que ser de las de palo, las de riñonada las utilizaremos en otra ocasión)
- Mantequilla, Leche, harina, nuez moscada y sal para preparar una salsa bechamel
- Huevo y pan rallado para empanar.
Cómo hacer chuletitas de cordero lechal con bechamel o a la Villarroy
Lo primero es acondicionar las chuletas, cortando la grasa y las carnes que rodean al palo, para dejar este limpio, solamente con el bocado principal, la molla de carne. A continuación freiremos las chuletitas ligeramente, en aceite de oliva bien caliente, teniendo en cuenta que el objetivo no es freírlas dejándolas listas para comer, sino simplemente evitar que estén crudas por dentro. Por tanto no nos excederemos en el tiempo de fritura.
Es importante que las chuletas sean chuletitas, de esas que se comen de un sólo bocado, por lo que tienen que ser necesariamente de lechal lechal, no valen ternascos, pascuales, ni siquiera chuleta lechal de tamaño grande.
Una vez fritas las dejaremos en papel absorbente para quitar el aceite y las reservaremos para que se vayan templando, mientras hacemos una salsa bechamel. Aquí podríamos detenernos, ya que existen muchas técnicas para hacer una salsa bechamel o salsa blanca en condiciones, pero lo importante para esta receta es que tenga una cierta consistencia. Hacedlo a vuestra manera, pero por si acaso alguien necesita una pista...
Salsa Bechamel:
Mezclamos la mantequilla fundida con un par de cucharadas de harina, y una vez bien mezclado, vamos añadiendo la leche a temperatura ambiente, despacio, sin dejar de remover. Corregimos de sal, le damos un toque de nuez moscada, y listo. Apagamos el fuego.
El siguiente paso es invitar a las chuletas a bucear en la salsa para cubrir la molla de carne con una capa de bechamel. Una vez sumergidas, las enviaremos a una bandeja donde esperaremos a que se enfríen. Después, las dejaremos una hora en la nevera.
Finalmente, procederemos a pasar las chuletillas por huevo y pan rallado, y a la sartén. Una vez tengan un bonito color dorado, a comer y disfrutar. En mi casa, las preparaba siempre mi abuela Lola para la cena de nochebuena, era uno de los muchos platos que tomabamos como entrantes.
Últimamente, es tradición que sea yo quien las prepare para dicha cena, con gran éxito, y provocando, lógicamente, el despertar de los recuerdos de todos.
Sean ustedes felices.